domingo, 13 de febrero de 2011

Perdido por Malaysia: Palau Penang y los kellogs

Día 20 de Enero
Queríamos haber cogido un bus nocturno para aprovechar y llegar pronto a Palau Penang, una isla al norte de malaysia cerca de la frontera con Tailandia. Sin embargo el padre de Neoh nos dijo que mejor durmiéramos en su casa y nos fuéramos por la mañana, que no era seguro viajar de noche...


Le hicimos caso y de buena mañana cogimos el bus a Penang. Aunque fuera hacía un sol justiciero los asiáticos (y probablemente todo el mundo) tienen la manía de poner el aire acondicionado a toda leche y pillar desprevenidos a los pasajeros (que vamos en camiseta y pantaloncillos de verano).


4 horas después llegamos y el padre de Neoh nos recogió en la parada de autobuses. Reservamos el hotel (un amigo del padre de Neoh que nos hacía precio especial) y nos dirijimos hacia unos templos que hay fuera de la ciudad, en una colina. Antes de llegar el padre de Neoh nos invitó a un coco. Para comerse el coco, primero el tipo que te lo vende le pega un par de tajos con una hoz y se queda un pequeño aguero en la superficie donde introduces una pajita y te bebes el agua del coco. Luego, con la misma hoz, el tipo arranca un trozo de corteza que hace las veces de cuchara, parte el coco por la mitad y con la corteza-cuchara (navaja-cuchara?) rascas la carne blanca de dentro del coco. Todo esto se llama "Pandan coconaut".



Después del coco subimos al templo de Kek Lok Si (Como los cereales yeah!), y estuvimos recorriéndolo de arriba a abajo el resto de mañana.



En una de las partes del templo, había una pagoda rodeada de agua con torugas a las que se les podía dar de comer.

Se acerca el año nuevo chino!


Guitarrista y guerrero!




Buda reclinado


En que piensas, buda?

Inevitable hacer el tonto delante de las estatuas



A la hora de comer, el padre de Neoh nos llevó a un puestecillo callejero donde decía que hacían el mejor Laksa. Palau Penang es famosa por su variedad de comidas, entre ellas Penang Laksa, Chor kuai Tian y Lor Mee.


Sin embargo, mi estómago dijo "ya basta. Está bien que juegues a ser un aventurero con la comida unos días, pero esto ya es pasarse". No quería hacerle un feo al padre de Neoh pero por otro lado estaba, digamos, inconsistente. Hice lo posible por evitar comer más de lo necesario de aquellas extrañas "delicias" y por la tarde me dediqué a pasar factura en la habitación del hotel.
Malasya presume de comida, ya que se tiene oferta de comida china, hindú, árabe y malaya. Yo la fui probando toda. Y la solté de golpe después.


2 comentarios:

  1. mmm...soy yo o es un poco nazi aquella zona??? xDDD
    No hace falta que nos des detalles tan exquisitos de lo que entra y lo que sale...conocemos tu balance de materia perfectamente. ;)

    ResponderEliminar
  2. En fin... qué te voy a decir: lo tuyo en los viajes, ya se sabe (léase Croacia): Aquarius hasta que el cuerpo aguante!!

    ResponderEliminar